Haciendo escuela

Todos los días el sistema educativo deja afuera a miles de personas por su orientación sexual. El 85% del colectivo trans no termina la secundaria a causa de la discriminación. Buscando dar respuestas a este círculo de violencias simbólicas y culturales, este año empezó a funcionar el Bachillerato Popular Trans “Mocha Celis”.


Fuente: Enredando


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“¿No hay travestis en la escuela, porque no hay travestis?; ¿O no hay trabas en la escuela porque la escuela las echó? Cuando existe un baño para varones y otro para mujeres, ¿es que no se está haciendo lugar para nadie más?”, pregunta desafiante y precisa, Pao Lin, mirando al auditorio.

Y continúa: “Hay un montón de gente que no se banca el baño que le tocó, pero lo usa igual y zafa. Yo lo uso y zafo, no tengo tanto miedo de que me agarren a patadas por usar el baño de varones o el de mujeres. Pero hay gente que sí lo tiene. Hay escuelas en las que te pueden golpear, y mucho, por usar un baño que no corresponde. O te pueden amonestar por usar el baño que no corresponde, te marcan por no querer fútbol y querer jugar al voley, o al revés. Hay mucha gente afuera de la primaria y de la secundaria”, explica, interpelando las instituciones que normalizan, prejuzgan y aplastan las diferencias. Lugares estigmatizantes y de fuerte violencia simbólica.

Pao Lin es referente del colectivo LGBT y parte del grupo que impulsó la creación del bachillerato popular trans “Mocha Celis”, que este año empezó a funcionar en la ciudad de Buenos Aires. Compartió en Rosario esta experiencia de trabajo por la inclusión educativa y la no discriminación, en el marco del IV Foro de Educación Popular para el Cambio Social, realizado en la ciudad universitaria (Siberia) el segundo fin de semana de junio.

“Existen varios niveles de sexismo, uno es el que tiende a pensar que las personas normales son varones blancos, heterosexuales, de clase media, occidentales y cristianos. Así como asumimos en la escuela y en los salones que las personas son heterosexuales, blancas y cristianas, cada tanto nos llevamos una sorpresa, hay gente que es judía, hay gente que es marica, también hay gente que es trans, que es intersec, que es intergénero, hay gente que no es ninguna de todas esas cosas. Hay gente que no sabe todavía, hay gente que está cambiando”, expresó con ironía, durante el panel “Géneros y sexualidades en los espacios educativos: aportes y experiencias de las pedagogías feministas”.

El bachi, como sus más de 30 alumnos/as le dicen, fue impulsado por la Fundación Diversidad Divino Tesoro y busca ser un espacio inclusivo para que las personas travestis, transexuales y transgénero mayores de 16 años puedan hacer el secundario en tres años, también está abierto para cualquier interesado/a en participar y estudiar.

Según datos ofrecidos por la organización, un 85% del colectivo trans no terminó el secundario. Un 79% está en situación de prostitución. La esperanza de vida es de 35 años, la mitad que la media en Argentina. Este proyecto es una opción concreta de integración y de aprendizajes, frente a la falta de una respuesta educativa estructural por parte del Estado. En nuestro país la formación primaria y secundaria es obligatoria. Paradójicamente, es el mismo sistema, dominado por una perspectiva heterosexual y patriarcal el que excluye a miles de jóvenes por su identidad de género.

El bachi empezó a funcionar el 19 de marzo, tiene la modalidad de un EEMPA y brinda clases de lunes a jueves de 12.30 a 17, horario acordado en función de las realidades de la mayoría de sus alumnos/as, muchos de ellos se encuentran en situación de prostitución. El equipo de trabajo -docentes y no docentes- está conformando por activistas, trabajadores/as y profesionales relacionados/as con la educación popular, con cuestiones de género, feminismo y derechos humanos.

Entre las materias integradas al programa están “Técnicas de trabajo intelectual”, “Cooperativismo” y “Memoria Trans”, el plan de estudios está orientado a preparar a las estudiantes para la inserción socio laboral por medio de cooperativas de trabajo autogestionadas. El título a entregar es “Perito/a en el Desarrollo de las Comunidades”, el cual permitirá seguir estudiando en cualquier Universidad o Instituto Superior.

En el marco de la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, el Mocha Celis, junto a otros bachilleratos actualmente reclama al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires su legítimo reconocimiento

¿Quién fue Mocha? Mocha Celis fue una activista travesti nacida en Tucumán. Trabajaba en la zona de Flores, Buenos Aires. En agosto de 1996, luego de estar varios días desparecida se encontró su cuerpo con varios disparos. Sus compañeras de militancia de la Asociación de Travestis Argentinas (ATA) aún esperan que se esclarezca el asesinato, en el cual consideran que está directamente involucrada la policía. Recordando y homenajeándola, hoy esta institución horizontal, abierta y desprejuiciada, donde conviven diversas historias y saberes, lleva su nombre.

Ley de Identidad de Género

Entre las significativas conquistas del movimiento LGBT, logradas luego de años de lucha, este 2012 suma la puesta en vigencia de la Ley nacional de Identidad de Género, recientemente instrumentada en todo el país (4 de junio).

La ley permite realizar el cambio de sexo y de nombre en el Documento Nacional de Identidad (DNI) a las personas trans que lo deseen. También prevé que las personas mayores de 18 años puedan acceder a intervenciones quirúrgicas y tratamientos para adecuar su cuerpo, en este sentido, el sistema público de salud y las obras sociales tendrán que garantizar los derechos reconocidos en la normativa.

En la misma línea de ampliación de derechos, vale recordar que en mayo de 2010 el Congreso de la Nación sancionó la Ley de Matrimonio Igualitario, abriendo el camino legal para que la igualdad de derechos para personas del mismo sexo empiece a concretarse en nuestro país.